Hongos micorrízicos: los amigos simbióticos de las plantas
Paola Bonfante
Señor: Escuché a algunos biólogos murmurar sobre AM y P: ¿estaban hablando de la mañana y la tarde?
Las plantas realizan la fotosíntesis, utilizando la luz solar para convertir el dióxido de carbono y el agua en alimento para el crecimiento, las flores, las semillas y las nuevas plantas, al tiempo que liberan el oxígeno esencial para la vida. Aunque la mayor parte de la vida depende de la fotosíntesis de las plantas, éstas también necesitan los minerales del suelo para crecer sanas. Los suelos deben contener los nutrientes adecuados, que las plantas absorben a través del agua. Estos nutrientes, procedentes de la materia orgánica en descomposición, la atmósfera y las rocas, son vitales para todos los organismos vivos, ya que los animales se alimentan de las plantas y nosotros dependemos tanto de las plantas como de los animales para alimentarnos.
Minerales como el nitrógeno, el fósforo, el potasio, el calcio, el magnesio y el azufre están presentes en cantidades bajas en el suelo, lo que a menudo deja a las plantas sin nutrientes. Afortunadamente, las plantas reciben ayuda de microorganismos como los rizobios, que fijan el nitrógeno, y de hongos que forman relaciones simbióticas con las raíces de las plantas. Más del 90% de las plantas terrestres, incluidos cultivos como el arroz, el trigo, los tomates y frutas como las manzanas, albergan hongos micorrícicos arbusculares (hongos MA), mientras que árboles como los pinos y los robles se asocian con hongos ectomicorrícicos (hongos ECM).
Estos hongos amplían el sistema radicular de la planta, adquiriendo minerales del suelo y proporcionándoselos a la planta. A cambio, la planta suministra carbono orgánico procedente de la fotosíntesis a los hongos. Esta relación mutua también protege a las plantas de los microbios dañinos, demostrando un poderoso ejemplo de cooperación entre organismos.